Video-vida
Si nos ponemos a pensar, la vida es muy parecida a un videojuego.
En primicia general, no depende tanto de cuantos pixeles tenga, sino como se usen.
Pasamos una vida, esquivando obstáculos siniestros, resolviendo enigmas que golpean nuestras mentes, usando las armas que casi al azar encontramos en el camino, y Derrotando a aquellos jefes que se cruzan a nuestro paso.
Añoramos lo viejo clásico y juzgamos lo nuevo, sin olvidarnos claro, de que no todo clásico fue tremendo y que incluso lo nuevo puede llegar a trascender nuestras expectativas.
No se debe juzgar según horas de juego, sino cuanto tiempo en verdad te dedicaste en disfrutarlo
Llamémoslo como queramos, pero nuestra vida se basa en la lucha de nuestras ambiciones, ya sea: en rescatar a nuestras amadas princesas o en salvar las vidas de muchos amados, saborear la gloria de los demonios conquistados; o simplemente vivir con las riquezas de la mente avara.
Como los juegos, la vida se vive mejor con amigos, aquellos que te tratan de ayudar, o a aquellos que nuestra superioridad tratamos de demostrar. Más nunca nos podemos olvidar de las campañas que requieren de nuestra propia soledad.
Soñamos y peleamos para vanagloriarnos con que hemos vencido a millares de extraños, levantamos nuestras manos tras los triunfos de largas horas de esfuerzo, chillamos nuestros dientes al encontrarnos con aquello que es impenetrable.
La vida es dura, y llena de enemigos, llena de posos de lava, y caminos de espinas, y a la larga de alguna forma moriremos, mas no debemos parar, las muertes de los juegos son las caídas de la vida, y como tales miles de muertes llegaremos a tener, mas las vidas como las oportunidades son muchas y aunque no lo creamos, la vida siempre te da la opción de apretar el SI al botón de CONTINUAR y hallar, ese mensaje barato de felicidades tras terminar tu jugada.
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